Cuando uno de estos abordajes del hombre enfermo resulta exitoso ya sea en el hallazgo de una alteración o en el logro de su finalidad, es habitual y casi inevitable desembocar en la convicción de que se ha descubierto una enfermedad cuya esencia pertenece al mismo terreno en que dicho abordaje se ha realizado.
Sin embargo existe otro campo de la experiencia que pone en crisis esta convicción: la noticia cotidiana e inmediata de que una acción físicamente realizada se acompaña de un cambio cualitativo de importancia en el campo de la significación o, viceversa, que la aparición de un nuevo significado en el mundo de los símbolos cursa con una evidente alteración de la materia. Tanto una como otra conducen a la opuesta convicción de que la enfermedad no es, en sí misma, ni física ni psíquica, sino producto del método con el cual nos aproximamos al enfermo, que es un ente completo en su unidad.»
Referencia
Chiozza, Luis et al. (1979). El estudio patobiográfico como integración del conocimiento psicoanalítico con la práctica de la medicina general. Chiozza, Luis (2008). Obras completas. Tomo VIII. Buenos Aires, Argentina: Libros del Zorzal. Página 227.
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