Teoría y Técnica

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28 ene 2014

Psicoanálisis de los sueños 2

 
«Los sueños son alucinaciones que ocurren cuando se duerme. La mayoría de veces resultan incomprensibles, siendo prontamente olvidados.

(...) Freud ha demostrado en el origen de todo sueño deseos insatisfechos (...).

Pero la psicología de los sueños debe de ser más complicada que todo esto. De tratarse únicamente de la satisfacción de deseos (...), aquellos nos resultarían perfectamente comprensibles. Tenemos, sin embargo, la experiencia repetida de que no es éste el caso.

(...) la psicología de los sueños es más complicada, por la índole de deseos que en ellos se manifiestan. Son aquellos deseos que en estados de vigilia se hallan reprimidos por el yo del sujeto, debido a que, en cierto modo, resultan desagradables. Suelen ser deseos de tipo sexual y, además, de una sexualidad que a menudo parecería poco normal al mismo sujeto que sueña.

(...) Existen en todo individuo una serie de deseos que son reprimidos, porque no se ajustan a normas morales. Así, hay deseos de tipo perverso, que pueden ser sádicos, masoquistas, homosexuales o exhibicionistas, en su mayor parte inconscientes.

Dichos deseos pretenden satisfacerse, y si no lo hacen es porque luchan contra ellos ciertas energías del yo que los rechazan. Esta observación ha llevado a decir que la diferencia entre un criminal y una persona honrada reside en que este último se limita a soñar con lo que aquél realiza. Posiblemente esta afirmación es exagerada, pero tiene, de todos modos, algún atisbo de verdad.

Durante el día tales deseos son reprimidos por energías del yo. Pero ¿qué ocurre durante la noche? Al dormir acontece que las energías del yo disminuyen de intensidad. Consecutivamente, los deseos reprimidos - que no duermen, es decir, que siguen conservando toda su energía - pueden abrirse paso, más fácilmente, a la consciencia. Entonces pueden originar un sueño en que aquéllos se satisfagan alucinatoriamente.

Supongamos que esto ocurra. (...) que un individuo, con sadismo intenso reprimido, sueñe durante la noche que realiza un acto de crueldad. (...) dicho individuo se despertaría angustiado, porque ni aun en sueños desea ver satisfecho tal tipo de deseos.

Nos encontramos (...) ante una situación que encierra (...) el siguiente dilema: si el yo no retira sus energías, no puede dormir por encontrarse en estado de tensión, y si las retira, tampoco puede hacerlo, porque entonces aparecen sueños de angustia (...).

Pero el yo necesita dormir. Tiene, pues, que resolver el dilema citado y lo realiza del siguiente modo: influyendo en la elaboración de los sueños para que el deseo que se satisface en ellos aparezca no como realmente es, sino enmascarado.

Veámoslo en un caso práctico. El individuo ya citado, con sadismo reprimido, soñaría, por ejemplo, con un asesinato, pero en el sueño no aparecería él como autor del crimen, sino como mero espectador. El crimen del sueño sería realizado por otra persona, que él desconoce. Es decir, en el sueño realizaría una proyección, al achacar a otro los propios deseos. Esta proyección de liberaría de la angustia y le permitiría seguir durmiendo tranquilo.

(...) Se han estudiado dos puntos esenciales. Es el primero que en los sueños hay deseos reprimidos; el segundo es que los deseos reprimidos no aparecen en los sueños tal como son, sino que antes sufren un enmascaramiento, para que el yo no los reconozca y, por tanto, para que pueda dormir tranquilamente.»

Garma, Ángel (1963). Psicoanálisis de los sueños. Paidós, Buenos Aires. Páginas 15 - 17.

Psicoanálisis de los sueños 1


Vamos a presentar una serie de selecciones del libro de Ángel Garma, "Psicoanálisis de los sueños". La primera edición de este texto data de 1940, sin embargo, nos parece que reviste interés. Algunas ideas pueden considerarse vigentes, otras podrán discutirse.

Todas las entradas que sigan esta serie provienen de la siguiente referencia:

Garma, Ángel (1963). Psicoanálisis de los sueños. Paidós, Buenos Aires.