Teoría y Técnica

Teoría y Técnica

31 jul 2015

Nueva cabecera y cambio de imagen del blog

Como pueden ver, el blog ha cambiado. Hemos colocado una nueva cabecera, un caligrama obra de la artista plástica Lucía Fernández, y a propósito de ello, hemos cambiado de plantilla a una que se adecua mejor a la nueva imagen.

Gracias a Lucía por el excelente trabajo. Aprovechamos para recomendarles seguirla en su página de Facebook y apreciar su obra.


Saludos a todos los visitantes...

21 jul 2015

La técnica hipnótica del período preanalítico


«En la técnica hipnótica del período preanalítico el yo no desempeñaba papel alguno. Se proponía comprender los contenidos del inconsciente, y sólo consideraba el yo como un factor perturbador. Sabíase ya entonces que con ayuda de la hipnosis era factible eliminar o vencer el yo del paciente. Lo novedoso del procedimiento descrito en los Estudios sobre la histeria radicaba en que el médico podía aprovechar esta eliminación del yo para introducirse en el inconsciente del paciente -en el ello de la actualidad- hasta ese momento bloqueado por aquel. De esta manera, el descubrimiento del inconsciente constituía el objeto buscado -el yo, el obstáculo, y la hipnosis- el medio para el alejamiento temporal de este último. Durante la hipnosis el médico facilita la entrada en el yo del material inconsciente reprimido, y la imposición a la consciencia de este material reprimido brinda la solución del síntoma. Mas el propio yo queda excluido del proceso terapéutico y únicamente soporta al intruso en tanto el médico que ha ejecutado la hipnosis conserva su influencia. Luego se rebela, surgiendo un nuevo conflicto de defensa; una lucha contra el material del ello que le ha sido impuesto y que desbarata el éxito terapéutico penosamente obtenido. Así, el mayor triunfo de la técnica hipnótica -la eliminación completa del yo durante la exploración- transfórmase en factor dañoso de la perduración del éxito y conduce a decepciones en el tratamiento.»

Freud, Anna (s.f.). El yo y los mecanismos de defensa. Buenos Aires, Argentina: Editorial Paidós.


Nota importante: El texto de Anna Freud es de 1936. Aun ahora hay terapeutas que utilizan la hipnosis como la técnica principal para el tratamiento (por ejemplo, hipnoterapia). Consideramos que los terapeutas que utilizan la hipnosis o que han sido formados en su aplicación son los únicos que podrían responder con conocimiento a esta cita. Sugerimos que los demás profesionales tomemos esta cita como de carácter histórico y como opinión de la autora, contextualizada en la década de 1930 y que además se refiere explícita y únicamente a la técnica hipnótica del período preanalítico (finales del siglo XIX).

17 jul 2015

Normas APA 2015

 
Hoy vamos a dejar un enlace importante: las normas APA 2015. Nosotros todavía no las usamos; vamos a implementarlas en las siguientes entradas.

Aquí el enlace:

13 jul 2015

La deformación de los afectos

 
«(...) el afecto nos ofrece características que permiten ubicarlo como una especie de "bisagra" que articula los territorios que denominamos "psíquico" y "somático" (...).

Todo afecto (...) puede ser reconocido (...) porque posee una particular "figura". Cada emoción distinta es un movimiento vegetativo que proviene de una excitación nerviosa que se realiza de una manera típica. Esta manera típica está determinada filogenéticamente por una huella mnémica inconsciente (...) que se denomina "clave de inervación".

Cuando sufrimos una enfermedad que se denomina "neurosis" es porque hemos necesitado defendernos de un afecto hacia una determinada persona o situación, que hubiera sido penoso experimentar conscientemente, de modo que preferimos desplazarlo o transferirlo sobre la representación de otra persona o de otra escena. Así Juanito, el niño cuya fobia Freud psicoanaliza, prefiere temer y odiar a los caballos antes que a su amado papá.

Cuando enfermamos, mucho peor, de otra manera que se llama "psicosis", sucede que, para evitar el desarrollo de un afecto penoso, necesitamos cambiar la imagen que tenemos de la realidad, alterando nuestro "buen juicio" acerca de ella. Una madre que enloquece ante la muerte de su hija y acuna un pedazo de madera como si fuera su bebé, altera su percepción de la realidad para poder continuar descargando un afecto de ternura en lugar de una insoportable tristeza.

En ambos casos del enfermar (...) ocurre que los afectos (...) continúan manteniendo la coherencia de la clave de inervación. La clave de inervación es la idea inconsciente que determina la particular cualidad de cada una de las distintas descargas motoras vegetativas que caracterizan a los distintos afectos. De modo que cuando un afecto conserva íntegra la coherencia de su clave es posible reconocerlo como una determinada emoción.

Pero también podemos enfermar de otra manera. El desplazamiento de la importancia (investidura) puede realizarse "dentro" de la misma clave de inervación de los afectos, de modo que algunos elementos de esta clave reciban una carga más intensa, en detrimento de otros. Cuando el proceso se descarga a partir de esta clave "deformada", la conciencia ya no percibe una emoción, percibe un fenómeno que denomina "somático", precisamente porque la cualidad psíquica, el significado afectivo, de ese fenómeno, permanece inconsciente. Por este motivo (...) preferimos llamar "patosomático" a este modo de enfermar que se diferencia de lo que ocurre en las neurosis y psicosis. Toda enfermedad somática puede ser concebida como una descomposición patosomática del afecto.»

Chiozza, Luis. "Las cardiopatías isquémicas. Patobiografía de un enfermo de ignominia".

10 jul 2015

La experiencia, las ideas, las emociones y la represión

 
«Así como, en el tráfico de las rutas, podemos distinguir la materia que se trafica de los medios de transporte, y de la intrincada maraña de caminos que se interconectan, también podemos, en el tráfico mental, distinguir los afectos de las ideas y de las experiencias (que marcan trayectos facilitados).

Solemos creer que lo más importante de nuestro intelecto, de nuestra capacidad de inteligir (de leer "entre líneas") son las ideas. Pero no es así, porque el concepto de importancia no se aplica a las ideas, no le es pertinente. Lo único que, en estricto y riguroso sentido, importa, son los afectos. Cuando las ideas importan, importan porque comprometen afectos. Lo que mueve (con-mueve) a nuestro ánimo, su moción, es la emoción. Nuestra mente no trafica con ideas, las ideas son los medios de transporte que conducen a los afectos por las avenidas y caminos que ha trazado la experiencia. Sólo se transporta lo que importa, y este "importe" es lo único que se vigila en las fronteras. Es esto mismo lo que decía Freud cuando afirmaba que el verdadero motivo de la represión es impedir el desarrollo de un afecto.

A la represión no le interesa que las ideas pasen o no pasen, sólo le molestan cuando a través de ellas puede desarrollarse un particular afecto. Si para evitar esto último tiene que bloquear una idea la bloquea. A veces no basta, para evitar que llegue un determinado producto o personaje (un personaje es una persona importante), con impedir el paso del vehículo que lo transporta, a veces es necesario bloquear, romper, o borrar toda traza del camino. Por eso la represión no sólo ataca las ideas, sino que a menudo incluso deforma la experiencia. El afecto es la importancia, la significancia del sentido.»

Chiozza, Luis. "Las cardiopatías isquémicas. Patobiografía de un enfermo de ignominia".

1 jul 2015

Psicosomática del corazón 4: el dolor y la angustia en la angina


«Cuando [Freud], en 1926, retoma el problema de la angustia, afirma que (...) "contiene" la historia del trauma de nacimiento de la misma manera que el síntoma histérico contiene la historia de un suceso traumático infantil.

La palabra "angustia" tiene en su origen el significado de angostura y opresión, y (...) no ha sido elegida al azar para nominar a ese estado afectivo, sino como un derivado apropiado para arrogarse la representación de una estructura compleja de ideas inconscientes, ligada a un conjunto de vivencias prototípicas de atolladero estrecho y anoxia, arcaicas y heredadas, que se renuevan una y otra vez en el instante magno de cada nacimiento a la vida extrauterina (...). Sin embargo, pensar en la existencia de una realización simbólica, "representativa", inherente a la llamada "conversión directa" de la libido insatisfecha en angustia, no implica desconocer la importancia de la magnitud cuantitativa y energética de esa insatisfacción actual. El significado histórico sólo puede darse en una realidad física actual, pero la actualidad física siempre es una plétora de significado histórico (...).

Fleming (...) decía que "los procesos que engendran la angina de pecho y la angustia son en principio los mismos" y que "toda angustia representa una angina de pecho leve, un acceso ligero" (...). Es curioso que , aunque los términos "angina" y "angustia" derivan de la misma raíz etimológica, el primero sólo se utilice para nominar un fenómeno que se categoriza como somático y el segundo designe a un fenómeno que se interpreta como psíquico.

(...) resulta significativa la distinción que Schwarz (...) realiza, llamando "acceso anginoso auténtico" al que se produce como consecuencia de un espasmo y constituye, en su opinión, una crisis que pone en serio peligro la vida del enfermo. Considera, en cambio, que la angina de esfuerzo no ofrece el mismo riesgo inmediato, en la medida en que su dependencia directa del trabajo corporal permite en cierto modo prever y controlar la aparición del episodio.

Nos parece útil distinguir en la estenocardia tres constelaciones entre las que construyen la sintomatología, las cuales (...) deben corresponder a distintos significados inconscientes.

En primer lugar, el dolor estenocárdico, que nos parece vinculado de una manera más clara y directa con la llamada angina de esfuerzo (aumento de la demanda de oxígeno), encontraría su significado primario en la necesidad de protegerse frente a la realización simbólica de una tarea que, en lugar de ser una respuesta valiente a una ofensa subyacente, constituye el coraje temerario de quien excede sus posibilidades de reacción (...). La claudicación de este esfuerzo podría quedar representada en la insuficiencia cardíaca.

En segundo lugar, la angustia, que durante los accesos (angina) no funcionaría como una leve señal, sino fundamentalmente bajo la forma de "angustia catastrófica" (que reedita el trauma de nacimiento como rotura de un vínculo simbiótico-umbilical), quedaría especialmente relacionada con el componente espasmódico (disminución de la oferta de oxígeno) y aportaría al cuadro de la cardiopatía isquémica su propio significado dramático de estrangulamiento y agonía.

En tercer lugar, la isquemia miocárdica (anoxia), como fenómeno fundamental específico del cuadro que subyace a los otros dos, aportaría el significado esencial constituido por la coartación de un proto-afecto pre-sentido que no puede "nacer" hacia la configuración completa de su clave, por ser considerado una ignominia degradante.»

Chiozza, Luis. "Las cardiopatías isquémicas. Patobiografía de un enfermo de ignominia".