Teoría y Técnica

Teoría y Técnica

22 sept 2016

Fracaso en la elaboración de la posición esquizoparanoide

Los mecanismos de defensa propios de la posición esquizoparanoide son indispensables para que el yo del bebé pueda soportar la ansiedad persecutoria. Estos mecanismos son muy intensos, extremos y de características omnipotentes, muy similares a los procesos psicóticos; de hecho, los procesos psicopatológicos de índole psicótica encontrarían aquí sus puntos de fijación.

Melanie Klein precisa que, si los temores persecutorios son demasiado intensos, fracasará la elaboración de la posición esquizoparanoide, lo que refuerza la ansiedad persecutoria y establece puntos de fijación para el desarrollo de futuras psicosis.

Referencia

Bleichmar, Norberto y Leiberman, Celia (1997). El psicoanálisis después de Freud. México D.F., México: Paidos. Páginas 114, 115.


Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495

diego.fernandezc@pucp.edu.pe

17 sept 2016

Factores internos y factores externos

Melanie Klein creía que los factores externos en la vida del bebé son muy importantes. Es así que toda experiencia buena fortalece la confianza en el objeto bueno externo, mientras que toda experiencia de ansiedad refuerza los mecanismos esquizoides, obstaculizando el proceso de integración del objeto.

Sin embargo, Klein le daba más importancia a los factores intrínsecos del sujeto, determinados por la lucha entre sus pulsiones. Es por esto que autores como Donald W. Winnicott, a pesar de compartir algunas ideas con Klein, podían tomar caminos totalmente divergentes en esta valoración de lo interno o lo externo.

Donald W. Winnicott

Winnicott pensaba, por ejemplo, que si la madre llevaba a cabo un adecuado sostenimiento emocional, el bebé tendría un buen desarrollo psíquico. Klein no creía que las cosas fueran tan lineales, pues si el bebé proyecta fantasías sádicas y voraces en el pecho, lo sentirá en su interior como un objeto devorado en su ataque, lo que lo llevará a experimentarlo también como objeto devorador, reforzando la ansiedad persecutoria, independientemente de cuán adecuada sea la madre en su cuidado.

Para Bleichmar y Lieberman, este punto de vista de Klein evita que la psicopatología sea concebida de una forma simple, ya que toma en cuenta todos los factores y no solo la supuesta inadecuación de los padres o lo adverso del medio ambiente.

Referencia

Bleichmar, Norberto y Leiberman, Celia (1997). El psicoanálisis después de Freud. México D.F., México: Paidos. Páginas 113, 114.


Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495

diego.fernandezc@pucp.edu.pe


16 sept 2016

La posición esquizoparanoide

Melanie Klein observó que los niños, en sus juegos y en sus fantasías, podían partir en dos a un objeto, separarlo en una parte totalmente buena y otra completamente mala. A esto Klein le llamó "mecanismo de disociación".

Más adelante, este mecanismo formaría parte de la concepción de la posición esquizoparanoide, que está constituida por:

1) Ansiedad persecutoria: el yo se siente atacado.

2) Relación de objeto parcial con un pecho idealizado y otro persecutorio, percibidos totalmente disociados y excluyentes.

3) Uso de mecanismos de defensa intensos y omnipotentes, como la disociación, la identificación proyectiva, la introyección y la negación.

Para Klein hay un yo incipiente desde el nacimiento; no hay una indiferenciación caótica entre el bebé y el mundo externo; por el contrario, hay cierta organización (un yo), que es la responsable de que el bebé sienta angustia, de que sea posible una relación con un primer objeto y que se establezcan mecanismos de defensa.

La angustia persecutoria, por su parte, tendría un origen interno (pulsión de muerte) y otro externo (experiencia traumática del parto y todas las vivencias frustrantes). La pulsión de muerte es proyectada en el primer objeto externo, el pecho materno. Esta se expresa a través de fantasías en las que el bebé devora y/o ataca con excrementos al pecho y al cuerpo maternos. Esto provoca en el bebé un terror a ser devorado y envenenado. Pero también se proyectan las pulsiones libidinales. Esto genera la disociación del pecho (pecho bueno, al que se asocia toda experiencia gratificante, y pecho malo, al que se asocian todas las frustraciones y temores), así como la disociación de sí mismo y del mundo externo.

Se establece también una dinámica de proyección - introyección constante entre lo externo y lo interno. Este funcionamiento experimenta una evolución conforme avanza el desarrollo: sobrevienen momentos de integración de los objetos disociados y la introyección de lo bueno fortalece al yo y le permite tolerar la ansiedad hasta que no sea necesario proyectarla. Al disminuir la ansiedad persecutoria, aumentan los procesos de integración. Es así como se produce el pasaje a la posición depresiva.

Referencia

Bleichmar, Norberto y Leiberman, Celia (1997). El psicoanálisis después de Freud. México D.F., México: Paidos. Páginas 111, 112.


Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495

diego.fernandezc@pucp.edu.pe


Esta entrada se complementa con: La posición depresiva

2 sept 2016

El complejo de Edipo según Melanie Klein

 
Diferencias con la concepción freudiana

En primer lugar, Melanie Klein ubica el inicio de esta configuración en los primeros meses de vida del niño. Un segundo aspecto diferencial tiene que ver con el hecho de que Klein considera al complejo de Edipo como el organizador de las pulsiones genitales durante todo el desarrollo infantil, ampliando su duración y la cantidad de fenómenos relacionados.

Primera concepción

Klein describe cómo el bebé desea entrar en el pecho y en el cuerpo de la madre para morder, destruir, ensuciar y/o robar su contenido (fase femenina), generando ansiedades persecutorias como consecuencia. Para calmarlas, el niño buscaría incorporar el pene paterno, un objeto nuevo que podría amortiguar la ansiedad que genera la relación diádica con la madre, además de calmar la frustración oral provocada por esta. De esta manera el niño ingresaría en la tríada edípica.

Con respecto a la escena primaria, las fantasías dependerían del tipo de ansiedad predominante. Por ejemplo, el coito parental sería fantaseado como un intercambio de alimentos si la ansiedad es predominantemente oral, o como actos excretorios si es anal. A todo esto se sumarían deseos agresivos y libidinales, así como cambios entre un Edipo positivo y un Edipo negativo. En el desarrollo normal, el resultado final tendría que llevar a una elección heterosexual sustentada en pulsiones genitales.

Segunda concepción

En 1945 Klein acomoda este concepto al desarrollo de la teoría de las posiciones, de tal manera que ya no serían las frustraciones orales ni los impulsos relacionados con la fase femenina los que desencadenarían el deseo edípico, sino más bien el ingreso a la posición depresiva, en donde los sentimientos de amor hacia los padres impulsan al niño a la búsqueda de nuevos objetos.

En esta concepción, el complejo se resuelve en la medida en que predomina el amor por los padres y el deseo de mantenerlos juntos e indemnes. Esto llevaría a la renuncia del deseo edípico y al control de los impulsos agresivos. A diferencia de la concepción freudiana, el complejo no se resuelve por imposición cultural, ni por la amenaza de castración, ni por la ley, sino por la lucha interna entre los impulsos agresivos y de amor hacia los padres.

Referencia

Bleichmar, Norberto y Leiberman, Celia (1997). El psicoanálisis después de Freud. México D.F., México: Paidos. Páginas 107 - 109.


Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495

diego.fernandezc@pucp.edu.pe

1 sept 2016

Hay que tener cuidado al leer a Melanie Klein


«En el Edipo de los primeros meses de vida las fantasías del niño sobre el coito de los padres se construyen con objetos parciales. No son los padres, como objetos totales, los que constituyen la escena primaria, tal como sucede en la teoría freudiana. Para Klein la escena primaria transcurre, en la fantasía del niño, dentro del cuerpo de la madre; el bebé ubica el pene del padre dentro del cuerpo materno.

Es importante hacer aquí una aclaración. Si tratamos de pensar estos procesos descriptos por Klein desde una perspectiva fenoménica o sobre la base de datos que tendría el niño pequeño a través de la percepción externa, estas hipótesis resultan incomprensibles. En cambio, si los independizamos de su ubicación cronológica y los estudiamos como fantasías que pueden explorarse en el inconciente de los pacientes tanto niños como adultos, nuestro campo de comprensión se enriquece mucho.»

Bleichmar, Norberto y Leiberman, Celia (1997). El psicoanálisis después de Freud. México D.F., México: Paidos. Página 108.