Teoría y Técnica

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16 sept 2016

La posición esquizoparanoide

Melanie Klein observó que los niños, en sus juegos y en sus fantasías, podían partir en dos a un objeto, separarlo en una parte totalmente buena y otra completamente mala. A esto Klein le llamó "mecanismo de disociación".

Más adelante, este mecanismo formaría parte de la concepción de la posición esquizoparanoide, que está constituida por:

1) Ansiedad persecutoria: el yo se siente atacado.

2) Relación de objeto parcial con un pecho idealizado y otro persecutorio, percibidos totalmente disociados y excluyentes.

3) Uso de mecanismos de defensa intensos y omnipotentes, como la disociación, la identificación proyectiva, la introyección y la negación.

Para Klein hay un yo incipiente desde el nacimiento; no hay una indiferenciación caótica entre el bebé y el mundo externo; por el contrario, hay cierta organización (un yo), que es la responsable de que el bebé sienta angustia, de que sea posible una relación con un primer objeto y que se establezcan mecanismos de defensa.

La angustia persecutoria, por su parte, tendría un origen interno (pulsión de muerte) y otro externo (experiencia traumática del parto y todas las vivencias frustrantes). La pulsión de muerte es proyectada en el primer objeto externo, el pecho materno. Esta se expresa a través de fantasías en las que el bebé devora y/o ataca con excrementos al pecho y al cuerpo maternos. Esto provoca en el bebé un terror a ser devorado y envenenado. Pero también se proyectan las pulsiones libidinales. Esto genera la disociación del pecho (pecho bueno, al que se asocia toda experiencia gratificante, y pecho malo, al que se asocian todas las frustraciones y temores), así como la disociación de sí mismo y del mundo externo.

Se establece también una dinámica de proyección - introyección constante entre lo externo y lo interno. Este funcionamiento experimenta una evolución conforme avanza el desarrollo: sobrevienen momentos de integración de los objetos disociados y la introyección de lo bueno fortalece al yo y le permite tolerar la ansiedad hasta que no sea necesario proyectarla. Al disminuir la ansiedad persecutoria, aumentan los procesos de integración. Es así como se produce el pasaje a la posición depresiva.

Referencia

Bleichmar, Norberto y Leiberman, Celia (1997). El psicoanálisis después de Freud. México D.F., México: Paidos. Páginas 111, 112.


Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495

diego.fernandezc@pucp.edu.pe


Esta entrada se complementa con: La posición depresiva

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