Teoría y Técnica

Teoría y Técnica

24 may 2016

Síndrome de Asperger y conducta delictiva


«(...) la existencia del término del síndrome de Asperger también ha proporcionado un nuevo marco de referencia que facilita la comprensión de las alteraciones conductuales y la planificación del tratamiento de ciertos individuos en el área de la psiquiatría forense (Mawson, Grounds y Tantam, 1985). Es un hecho aceptado que un número reducido de individuos con el síndrome de Asperger pueden delinquir y cometer delitos graves los cuales pueden estar estrechamente relacionados con el trastorno social, rigidez mental y tendencias obsesivas y ritualísticas (por ejemplo, el intentar leer un valioso libro de historia protegido por una sólida vitrina en el Museo Británico, o intentar arrancar y conducir un tren, atacar a un niño que llora para que cese el ruido, robar un teléfono móvil con el fin de añadirlo a la colección, etc.). Sin un modelo explicativo adecuado, el tratamiento de la conducta delictiva de estos individuos puede resultar muy difícil.»

Martín Borreguero, Pilar (2004). El síndrome de Asperger. ¿Excentricidad o discapacidad social? Madrid, España: Alianza Editorial. Página 131.

Referencia consignada por la autora

Mawson, D., Grounds, A. y Tantam, D. (1985): "Violence and Asperger's Syndrome: A Case Study", British Journal of Psychiatry, 147, 566-569.

17 may 2016

Síndrome de Asperger y Autismo: curso de desarrollo, pronóstico y respuesta al tratamiento

«Los datos con que contamos con respecto al curso de desarrollo, pronóstico y tratamiento del síndrome de Asperger son bastante limitados en tanto que proceden principalmente de informes clínicos aislados. Es un hecho que sólo algunos datos empíricos acerca de estas variables han sido derivados de estudios comparativos de investigación.

No obstante, y a pesar de las limitaciones, los datos sugieren la existencia de algunas diferencias con respecto al curso de desarrollo y pronóstico de ambas condiciones clínicas.

A este respecto, los autistas inteligentes tienden a pasar periodos más largos en colegios de educación especial, lo que sugiere la presencia de difunciones cognitivas específicas y, sin duda, más severas (Ozonoff y otros, 2000; Szatmari, Bartolucci, Bremner, Bond y Rich, 1989). En contraste, los individuos afectados por el síndrome de Asperger tienden a alcanzar logros académicos más avanzados. Esta preparación académica, junto con un desarrollo más avanzado de las habilidades de autosuficiencia, sugiere que las posibilidades de independencia en la sociedad para un joven son el síndrome de Asperger pueden ser superiores  a las de los individuos autistas (Gillberg, 1998). En este sentido se han documentado una variedad de casos de jóvenes con el síndrome de Asperger que han llegado a conseguir trabajos remunerados, establecer relaciones estables y casarse (Tantam, 1991b). Es posible que el desarrollo avanzado de sus habilidades linguísticas les aporte ventajas considerables con relación a sus resultados académicos (probablemente por la dependencia de éstos de procesos verbales), la entrada en la universidad y el desarrollo de relaciones sociales.

Sin embargo, otros profesionales clínicos (Wing, 1981; Tantam, 1991a) han valorado el pronóstico de los individuos con el síndrome de Asperger de una forma menos positiva. Estos clínicos han proporcionado evidencia empírica sobre las dificultades graves que la persona afectada experimenta con respecto a su adaptación e integración en la sociedad, y en consecuencia con la viabilidad de una vida independiente.

Con respecto al tratamiento de las patologías, se debe destacar la falta de trabajos de investigación sistemática que hayan estudiado las diferencias existentes con respecto a la eficacia de un mismo tratamiento para los individuos con síndrome de Asperger y los autistas de alto funcionamiento. Sobre la base de que las personas con síndrome de Asperger muestran motivación intrínseca hacia el contacto social, Volkmar y Klin han argumentado que los programas de entrenamiento en habilidades sociales podrían tener unos efectos más favorables para éstos que para los individuos autistas, más aislados socialmente.»

Martín Borreguero, Pilar (2004). El síndrome de Asperger. ¿Excentricidad o discapacidad social? Madrid, España: Alianza Editorial. Página 129.

Referencias consignadas por la autora

Ozonoff S., South M. y Miller J. (2000): "DSM-IV defined Asperger syndrome: cognitive, behavioural and early history differentiation from high-functioning autism", Autism, 4, 29 - 46.

Szatmari P., Bartolucci G., Bremner R.S., Bond S. y Rich S. (1989): "A follow-up study of high-functioning autistic children", Journal of Austism and Developmental Disorders, 19, 213 - 226.

Gillberg C. (1998): "Asperger syndrome and high-functioning autism", British Journal of Psychiatry, 172, 200 - 209.

Tantam D. (1991b): "Problems of diagnosis", Paper presented at study weekend on "Asperger Syndrome". The Inge Wakehurst Trust.

Wing L. (1981): "Asperger´s syndrome: a clinical account", Psychological Medicine, 11, 115 - 129.

Tantam D. (1991a): "Asperger´s syndrome ih adulthood". En U. Frith (ed.), Autism and Asperger Syndrome (págs. 147 - 183). Cambridge: Cambridge University Press.

10 may 2016

El síndrome de Asperger y la función ejecutiva


«Otra línea de investigación diferente en el ámbito de la neuropsicología, es la evaluación del funcionamiento de los individuos con Asperger y autismo en el área conocida como "función ejecutiva".

La "función ejecutiva" ha sido definida como un constructo cognitivo que describe los trastornos encontrados en pacientes con lesiones focales en los lóbulos frontales. Este constructo es fundamental para la ejecución de conductas complejas y abarca habilidades que van desde la capacidad de planificación, la flexibilidad mental y la inhibición de conductas hasta la representación mental de las tareas o objetivos (Pennington y Ozonoff, 1996).

En general, los datos procedentes de esta área de investigación han proporcionado evidencia que sugiere la existencia de un déficit severo en la función ejecutiva tanto de los sujetos autistas como en los sujetos con el síndrome de Asperger, de lo que se concluye que las dificultades de planificación de las tareas, la visualización de objetos y la flexibilidad mental parecen ser alteraciones primarias y nucleares de las dos entidades clínicas. (Ozonoff, Rogers y Pennington, 1991; Pennington y Rogers 1991; Szatmari y otros, 1990.)»

Martín Borreguero, Pilar (2004). El síndrome de Asperger. ¿Excentricidad o discapacidad social? Madrid, España: Alianza Editorial. Página 128.

Referencias consignadas por la autora

Pennington B.F., y Ozonoff S., (1996): "Executive functions and developmental psychopathologies", Journal of Child Psychology and Psychiatry, 37, 51 - 87.

Ozonoff S., Rogers S.J. y Pennington B.F. (1991): "Asperger´s syndrome: evidence of an empirical distinction fron hogh-functioning austism", Journal of Child Psychology and Psychiatry, 32, 1107- 1122.

Szatmari P., Tuff L., Finlayson M.A.J. y Bartolucci G. (1990): "Asperger´s syndrome and autism: Neurocognitive aspects", Journal of tne American Academy of Child and Adolescent Psychiatry, 29, 130 - 136.

7 may 2016

Etiología del síndrome de Asperger y del autismo


«En la actualidad, la implicación de factores genéticos en la etiología del autismo es un hecho ampliamente aceptado. En efecto, durante las últimas tres décadas se han venido acumulando datos empíricos procedentes, por un lado, de los estudios llevados a cabo con gemelos, y en los que se ha encontrado una mayor concordancia de autismo en los hermanos monocigóticos (Folstein y Rutter, 1977; Bailey, Le Couteur, Gottesman, Bolton, Simonoff, Yuzda y Rutter, 1995). Por otro lado, los datos aportados por los estudios de familia han mostrado una incidencia del autismo superior a la esperada en los familiares de niños autistas (Bolton, Macdonald, Picles, Rios, Goode, Crowson, Bailey y Rutter, 1994), y han venido a reforzar el importante papel de los factores genéticos en la patogénesis del autismo.

Tal y como Volkmar, Klim y Pauls (1998) han sugerido, dada la relación entre el síndrome de Asperger y el autismo desde una perspectiva fenomenológica, es posible que los mecanismos genéticos subyacentes al cuadro sintomático del autismo sean también los responsables de la patología subyacente al síndrome de Asperger, aunque expresados en un grado menos severo que en el autismo.

A este respecto, el hecho de que la incidencia del síndrome de Asperger en los familiares de los sujetos autistas es superior a la incidencia esperada en la población en general, también parece reforzar la idea de un vínculo genético entre la dos condiciones clínicas (véase Folstein y Santangelo, 2000, para una revisión de estos estudios).

Con todo, la relación o vínculo genético entre ambas condiciones clínicas no ha sido establecida todavía de una forma conclusiva al existir cierta evidencia empírica, si bien ésta es muy limitada, que sugiere la existencia de diferencias con respecto a los mecanismos etiológicos causales de ambas patologías. Fundamentalmente, datos procedentes de informes individuales sobre casos clínicos (Burgoine y Wing, 1983; Gillberg, 1991b) y de algún otro estudio clínico (De Long y Dwyer, 1988; Gillberg, 1989) sugieren la importancia de la transmisión familiar en la etiología del síndrome de Asperger.

A este respecto, Gillberg (1988) ha sugerido la posibilidad de que el síndrome de Asperger pudiese ser un trastorno predominantemente genético mientras que el autismo de funcionamiento alto pudiese ser bien un trastorno genético con un patrón de herencia diferente al del síndrome de Asperger, o bien un trastorno causado por daño cerebral en el individuo. Esta propuesta parece haber sido reforzada, por un lado, por las observaciones de la existencia de una incidencia más alta de alteraciones sociales entre los familiares de los individuos afectados con el síndrome de Asperger que entre los familiares de los individuos con autismo (Gillberg, 1989). Por otro lado, por la existencia de una incidencia alta del trastorno de la personalidad esquizoide en los padres con un hijo diagnosticado con el mismo trastorno de personalidad (Wolff, 1991) y que, como se expondrá en el siguiente capítulo, es considerado por una alta proporción de profesionales afín (o la misma condición) al síndrome de Asperger.

En síntesis, se puede concluir que hasta ahora, los estudios de investigación han fracasado en encontrar mecanismos genéticos específicos y únicos subyacentes a las condiciones clínicas del autismo y el síndrome de Asperger. Como Volkmar y Klin (2000) han puesto de relieve, si bien los datos con los que contamos hasta ahora son escasos y muy limitados, ya que proceden generalmente de informes clínicos sobre casos individuales o de estudios preliminares, sí parecen indicar una implicación de mecanismos causales genéticos en la etiología del síndrome de Asperger con una probabilidad alta de vínculos genéticos con la condición del autismo.

Sin embargo, dada la precariedad de la base empírica, es imposible establecer conclusiones definitivas con relación al tema de la validez del síndrome de Asperger. Si bien esto no implica la ausencia de diferencias etiológicas entre ambas condiciones clínicas, subraya las limitaciones del estado actual de nuestra metodología en cuanto a la posibilidad de proporcionar respuestas inequívocas.»

Martín Borreguero, Pilar (2004). El síndrome de Asperger. ¿Excentricidad o discapacidad social? Madrid, España: Alianza Editorial. Páginas 124 - 126.

Referencias consignadas por la autora

Bailey, A., Le Couteur, A., Gottesman, I, Bolton, P., Simonoff, E., Yuzda, E., y Rutter, M. (1995): "Autism as a strongly genetic disorder: Evidence fron British twin study", Psychological Medicine, 25, 63 - 77.

Bolton, P., Macdonald, H., Picles, A., Rios, P., Goode, S., Crowson, M., Bailey, A., y Rutter, M. (1994): " A case-control family history study of autism", Journal of Chirld Psychology and Psychiatry, 35, 877-900.

Burgoine, E. y Wing, L. (1983): "Identical triplets with Asperger´s Syndrome", British Journal of Psychiatry, 143, 261 - 265.

De Long, R. y Dwyer, J.T. (1988): "Correlation of family history with specific autistic sobgroups: Asperger´s síndrome and bipolar affective disease", Journal of Autism and Developmental Disorders, 18, 593 - 600.

Folstein, S. y Rutter, M. (1977): "Infantile autism: A genetic study of 21 twin pairs", Journal of Chirld Psychology and Psychiatry, 18, 297 - 321.

Folstein, S. y Santangelo, S.L. (2000): "Does Asperger síndrome Aggregate in Families?" En A. Klin, F.R. Volkmar y S.S. Sparrow (eds.), Asperger Syndrome (págs. 159 - 171). Nueva York: Guildford Press.

Gillberg, C. (1988): "Asperger síndrome and high-functioning autism", British Journal of Psychiatry, 172, 200 - 209.

Gillberg, C. (1989): "Asperger Syndrome in 23 Swedish children", Developmental Medicine and Child Neurology, 31, 520 - 531.

Gillberg, C (1991b): " Outcome in autism and autistic-like conditions", Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry, 30, 375 - 382.

Volkmar, F. R., Klin, A., y Pauls, D. (1998): "Nosological and Genetic Aspects of Asperger Syndrome", Journal of Autism and Developmental Disorders, 28, 457 - 463.

3 may 2016

Los tres núcleos del síndrome de Asperger

«A pesar de la creciente evidencia científica que sugiere la existencia de una etiología orgánica subyacente al síndrome de Asperger, todavía no contamos con datos precisos y concluyentes acerca de los mecanismos patogénicos responsables del cuadro sintomático. En consecuencia, el síndrome de Asperger continúa definiéndose en función de la presencia de una constelación particular de comportamientos agrupados en torno a tres núcleos de trastornos (...).

La primera dimensión conductual se refiere al trastorno cualitativo de la relación. Así pues, todos los niños con el diagnóstico del síndrome de Asperger presentarán, necesariamente, un conjunto de déficits significativos en las áreas dela comprensión social, la adquisición de habilidades sociales, la comunicación no-verbal y la reciprocidad emocional.

El segundo núcleo de trastornos está relacionado con la capacidad disminuida del individuo para la comunicación recíproca y empática. La tendencia a utilizar un lenguaje pedante, preciso, excesivamente formal y emocionalmente inexpresivo.

E tercer trastorno nuclear implicado en el síndrome de Asperger se refiere a la rigidez comportamental e inflexibilidad cognitiva que el niño manifiesta en situaciones cotidianas. En efecto, todos los niños afectados con el síndrome de Asperger exhibirán, con un grado mayor o menor de severidad, un patrón restrictivo de conductas, intereses y actividades repetitivas y estereotipadas. En ocasiones, se observa una pronunciada resistencia por parte del niño a los cambios en sus rutinas diarias y a las modificaciones nimias en su ambiente.

Estas dimensiones o núcleos de trastornos se manifiestan en el niño con síndrome de Asperger junto a un desarrollo adecuado de sus habilidades cognitivas y capacidades lingüísticas. El desarrollo adecuado de las competencias cognitivas y lingüísticas del niño no implica un desarrollo social apropiado y, por lo general, la mayoría de los niños presentan signos de alteraciones sociales durante los tres primeros años de vida.»


Martín Borreguero, Pilar (2004). El síndrome de Asperger. ¿Excentricidad o discapacidad social? Madrid, España: Alianza Editorial. Páginas 53, 54.