Teoría y Técnica

Teoría y Técnica

31 oct 2014

Psicoanálisis de los sueños 25: nacimiento


«(...) suponiendo, como parece muy probable, que el niño tenga percepciones intensas durante su parto, dicho suceso, tan traumático, de obrar de algún modo, debe favorecer enérgicamente el desarrollo de ideas referentes a la realidad exterior, como siendo ésta algo que obra tan fuerte, continuamente y durante un largo tiempo sobre el individuo, presentando además la característica de no poder ser rehuida (...), ya que es imposible no pasar por el acto del nacimiento. Las huellas profundas -angustia- que el trauma intenso del nacimiento deja en el psiquismo de todo individuo, tienen que ser valoradas como una muestra de la gran trascendencia de esta primera situación, en la que la realidad exterior manda estímulos molestos, persistentes e inevitables. Se trata, por lo tanto, de una realidad exterior que actúa sobre el psiquismo del individuo de un modo totalmente opuesto a como lo supone la teoría de Freud acerca de la génesis del juicio de realidad, coincidiendo, en cambio, con lo admitido en la teoría aquí expuesta

Garma, Ángel (1963). Psicoanálisis de los sueños. Paidós, Buenos Aires. Página 135.

8 oct 2014

Psicoanálisis de los sueños 24: desarrollo del juicio de realidad

«No hay duda de que el yo, mediante un acto, es capaz de rehuir un estímulo de origen exterior, que causa una percepción molesta, haciendo, además, con dicho acto, que la percepción del estímulo exterior sea sólo momentánea, lo que no parece posible en el caso de percepciones endógenas. Tanto es así, que en psicoanálisis se afirma, con razón, que justamente una de las facultades del yo es su capacidad para actuar sobre la realidad exterior modificándola -aloplastia- y hacerla más apta para satisfacer los deseos del individuo. Sin embargo, el problema no es tan sencillo como parece y hay que observar más de cerca esa facultad de actuar frente a lo exterior, para darse cuenta de si ella existe en todas las circunstancias y, sobre todo, en todas las edades. Haciendo esto, nos daremos cuenta de que modificar la realidad exterior es ciertamente una facultad del yo, pero solamente de un yo ya desarrollado y en posesión de un organismo apto para efectuarlo. No es, ni mucho menos, lo que ocurre en el caso aquí estudiado, como es precisamente el de un niño al comienzo de su vida, cuando está creando y desarrollando su juicio de realidad. En esta situación infantil la citada aloplastia no existe. Precisamente sucede lo contrario: dicho niño se encuentra tan indefenso o más, frente a los estímulos de la realidad exterior, que frente a sus tendencias o sensaciones interiores. En efecto, las molestias que aquella realidad exterior le causa, como frío, humedad desagradable o el pinchazo de una aguja en sus pañales, no pueden ser vencidas por él mediante actos musculares adecuados, lo mismo que tampoco puede vencer su hambre mediante el acto, para él imposible, de ir en busca del alimento deseado.

 
En ambas situaciones, lo único que el niño puede hacer es reaccionar con pataleos y llantos, es decir, con reacciones indirectas, llamando así la atención de una persona adulta, para que ésta le libre de su molestia exterior o interna. De lo que se debe deducir que la posibilidad de rechazo de la realidad exterior no pueda servir de base al niño pequeño para la génesis de su juicio de realidad. Y esta importante función discriminativa se crea y desarrolla en el niño pequeño y no en el adulto.»

Garma, Ángel (1963). Psicoanálisis de los sueños. Paidós, Buenos Aires. Página 134.