Teoría y Técnica

Teoría y Técnica

29 jun 2016

Trastorno del aprendizaje no verbal y síndrome de Asperger

El trastorno de aprendizaje no verbal, o trastorno del hemisferio cerebral derecho, es un cuadro neuropsicológico en el que el niño presenta un estilo idiosincrático de interacción social, déficits en la organización visoespacial, en la coordinación motora, en la resolución de problemas no verbales y en la percepción táctil. Conductualmente, presenta problemas para adaptarse de manera flexible a las situaciones complejas o novedosas, lo que origina, a su vez, dificultades de adaptación social. También hay dificultades en la percepción de las manifestaciones de lenguaje no verbal, lo que es determinante para el éxito de las interacciones con los demás. Asimismo, como una suerte de compensación, los niños con este trastorno muestran con frecuencia una avanzada capacidad verbal y una buena memoria auditiva.

Pilar Martin Borreguero (2004) resalta la similitud entre este trastorno y el síndrome de Asperger. De hecho, dice la autora, en las investigaciones se puede ver cómo una "alta proporción" de individuos con síndrome de Asperger muestran las mismas deficiencias neuropsicológicas correspondientes al trastorno del aprendizaje no verbal. Esto lleva a Martin Borreguero a afirmar la alta probabilidad de que este trastorno sea en realidad un término alternativo para describir, en un nivel cognitivo, al síndrome de Asperger.

Referencia

Martín Borreguero, Pilar (2004). El síndrome de Asperger. ¿Excentricidad o discapacidad social? Madrid, España: Alianza Editorial. Página 143.


Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495

diego.fernandezc@pucp.edu.pe

26 jun 2016

Trastorno semántico-pragmático del lenguaje y síndrome de Asperger

Pilar Martin Borreguero (2004) comenta cómo a pesar de que la validez diagnóstica del trastorno semántico-pragmático del leguaje está en entredicho, este concepto se ha utilizado mucho en la práctica clínica.

El origen del trastorno semántico-pragmático del lenguaje

La autora se remite al año 1983, cuando Rapin y Allen encontraron que existía un grupo de niños que desarrollaban adecuadamente los aspectos estructurales del lenguaje (reglas gramaticales y fonológicas, adquisición de vocabulario), mientras que mostraban alteraciones graves en el desarrollo semántico y la comunicación pragmática (estilo extraño y estereotipado de comunicación, conversaciones con contenido idiosincrático, cambios rápidos de tema de conversación y un fracaso a la hora de tomar en cuenta las necesidades comunicativas de su interlocutor).

¿Existe el trastorno semántico-pragmático del lenguaje separado del síndrome de Asperger?

Martin Borreguero encuentra que este concepto se parece mucho al trastorno de comunicación social característico de los niños con síndrome de Asperger. Sin embargo, resultaría difícil concluir que se trata del mismo cuadro clínico, ya que las investigaciones han arrojado datos contradictorios.

La autora destaca dos investigaciones: una revisión de 1997, hecha por Gagnon, Mottron y Joanette, que concluye que hay una falta de evidencia empírica que apoye la diferenciación entre ambos cuadros clínicos; y otra del año 2002, por Bishop y Norbury, que concluye que sí la hay.

Según aquella segunda investigación, los niños con trastorno semántico-pragmático del lenguaje pueden ser muy sociables y muy habladores. Por otro lado, estos niños pueden utilizar el lenguaje no verbal de manera flexible al mismo tiempo que utilizan el habla. Además, los autores recuerdan que el síndrome de Asperger es una condición compleja que no se limita al uso social del lenguaje o a la comunicación pragmática.

De todas formas, estos autores reconocen que muchos niños con trastorno semántico-pragmático del lenguaje también satisfacen los criterios diagnósticos para el síndrome de Asperger, y que los que no lo hacen, muestran problemas sociales similares a los que sufren los niños con un trastorno del espectro autista.

El diagnóstico puede determinar la intervención

Martin Borreguero anota que este asunto del diagnóstico es importante porque tiene implicaciones en el tratamiento. Así, si el niño recibe un diagnóstico relativo al lenguaje, la intervención va a tender a dirigirse al logro de un uso adecuado del mismo, para a partir de este, mejorar las competencias sociales. En cambio, cuando el diagnóstico incide sobre el déficit social, la intervención se centrará no solo en las competencias del niño, sino también en la reestructuración del ambiente, para facilitar su integración social.

Referencia

Martín Borreguero, Pilar (2004). El síndrome de Asperger. ¿Excentricidad o discapacidad social? Madrid, España: Alianza Editorial. Páginas 141-142.

Referencias consignadas originalmente por la autora

Bishop, D.V.M. y Narbury, C.F. (2002): "Exploring the Borderlands of Autistic Disorder and Specific Impairment: a Study Using Standardised Instruments", Journal of Child Psychology and Psychiatry, 43, 917-931.

Gagnon, L., Mottron, L. y Joanette, Y. (1997): "Questioning the Validity of the Semantic-Pragmatic Syndrome Diagnosis", Autism, 1, 37-57.

Rapin, I. y Allen, D. (1983): "Developmental Languaje Disorders: Nosologic Considerations". En U. Kirk (ed.), Neuropsychology of Languaje, Reading and Spelling (páginas 155-183). Londres: Academic Press.


Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495

diego.fernandezc@pucp.edu.pe

10 jun 2016

Trastorno de la personalidad esquizoide y síndrome de Asperger

«Según la definición propuesta por la Asociación Psiquiátrica Americana (1994), el trastorno de la personalidad esquizoide se caracteriza por un déficit generalizado y severo de la capacidad de un individuo para establecer y mantener relaciones interpersonales. El déficit social se exhibe particularmente en la capacidad disminuida del joven para relacionarse socialmente con otros, así como en la restringida gama de pautas expresivas y respuestas emocionales manifestadas. Asimismo, es característico del joven experimentar un sentimiento de malestar a la hora de participar en situaciones de interacción social.

Sin lugar a dudas, las alteraciones conductuales descritas presentan una similitud sorprendente con los síntomas asociados al síndrome de Asperger. Dada dicha afinidad, ¿es posible llevar a cabo un proceso de diagnóstico diferencial entre ambas condiciones clínicas? ¿Es el concepto diagnóstico del trastorno de la personalidad esquizoide de una utilidad clínica superior al término del síndrome de Asperger?

(...)

En la actualidad, si bien la controversia sobre la validez de la diferenciación entre la personalidad esquizoide y el síndrome de Asperger todavía persiste, Wolff (2000) ha sugerido la posibilidad de que la personalidad esquizoide se sitúe en un extremo del espectro autista donde se mezclaría con las variaciones normales de la personalidad. El niño esquizoide presentaría un cuadro sintomático cualitativamente similar al del niño con el síndrome de Asperger, pero de menor severidad, por lo que el pronóstico sería significativamente más positivo, en lo que se refiere a la independencia, la probabilidad de matrimonio y éxito del individuo en el mercado laboral.»

Martín Borreguero, Pilar (2004). El síndrome de Asperger. ¿Excentricidad o discapacidad social? Madrid, España: Alianza Editorial. Páginas 138-140.

Referencias consignada por la autora

American Psychiatric Association (1994): Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-IV) (4a ed.). Washington DC: Author.

Wolff, S. (2000): "Schizoid Personality in Childhood and Asperger Syndrome". En A.Klin, F.R.Volkmar y S.S.Sparrow (eds.), Asperger Syndrome (págs. 278 - 305). Nueva York: Guilford Press.

8 jun 2016

Trastornos que podrían ser el mismo síndrome de Asperger con distinto nombre

«De todos estos trastornos relacionados, es muy probable, aunque todavía no empíricamente demostrado, que algunos de ellos constituyan meros conceptos alternativos y descriptivos del cuadro sintomático del síndrome de Asperger bajo un término diagnóstico dispar. Nos referimos particularmente a entidades clínicas como el trastorno semántico y pragmático del lenguaje, el trastorno de la personalidad esquizoide, y el trastorno del aprendizaje no-verbal o trastorno del hemisferio cerebral derecho. Otros trastornos, sin embargo, constituyen con certeza patologías clínicas genuinamente independientes que, o bien comparten varios de los síntomas asociados al del cuadro del síndrome de Asperger, o bien se manifiestan como condiciones comórbidas y asociadas al síndrome. Aquí nos referimos en particular al trastorno obsesivo-compulsivo, la esquizofrenia, la depresión, el trastorno de la atención e hipercinético y el trastorno de la Tourette.»

Martín Borreguero, Pilar (2004). El síndrome de Asperger. ¿Excentricidad o discapacidad social? Madrid, España: Alianza Editorial. Páginas 136, 137.