Teoría y Técnica

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26 jun 2016

Trastorno semántico-pragmático del lenguaje y síndrome de Asperger

Pilar Martin Borreguero (2004) comenta cómo a pesar de que la validez diagnóstica del trastorno semántico-pragmático del leguaje está en entredicho, este concepto se ha utilizado mucho en la práctica clínica.

El origen del trastorno semántico-pragmático del lenguaje

La autora se remite al año 1983, cuando Rapin y Allen encontraron que existía un grupo de niños que desarrollaban adecuadamente los aspectos estructurales del lenguaje (reglas gramaticales y fonológicas, adquisición de vocabulario), mientras que mostraban alteraciones graves en el desarrollo semántico y la comunicación pragmática (estilo extraño y estereotipado de comunicación, conversaciones con contenido idiosincrático, cambios rápidos de tema de conversación y un fracaso a la hora de tomar en cuenta las necesidades comunicativas de su interlocutor).

¿Existe el trastorno semántico-pragmático del lenguaje separado del síndrome de Asperger?

Martin Borreguero encuentra que este concepto se parece mucho al trastorno de comunicación social característico de los niños con síndrome de Asperger. Sin embargo, resultaría difícil concluir que se trata del mismo cuadro clínico, ya que las investigaciones han arrojado datos contradictorios.

La autora destaca dos investigaciones: una revisión de 1997, hecha por Gagnon, Mottron y Joanette, que concluye que hay una falta de evidencia empírica que apoye la diferenciación entre ambos cuadros clínicos; y otra del año 2002, por Bishop y Norbury, que concluye que sí la hay.

Según aquella segunda investigación, los niños con trastorno semántico-pragmático del lenguaje pueden ser muy sociables y muy habladores. Por otro lado, estos niños pueden utilizar el lenguaje no verbal de manera flexible al mismo tiempo que utilizan el habla. Además, los autores recuerdan que el síndrome de Asperger es una condición compleja que no se limita al uso social del lenguaje o a la comunicación pragmática.

De todas formas, estos autores reconocen que muchos niños con trastorno semántico-pragmático del lenguaje también satisfacen los criterios diagnósticos para el síndrome de Asperger, y que los que no lo hacen, muestran problemas sociales similares a los que sufren los niños con un trastorno del espectro autista.

El diagnóstico puede determinar la intervención

Martin Borreguero anota que este asunto del diagnóstico es importante porque tiene implicaciones en el tratamiento. Así, si el niño recibe un diagnóstico relativo al lenguaje, la intervención va a tender a dirigirse al logro de un uso adecuado del mismo, para a partir de este, mejorar las competencias sociales. En cambio, cuando el diagnóstico incide sobre el déficit social, la intervención se centrará no solo en las competencias del niño, sino también en la reestructuración del ambiente, para facilitar su integración social.

Referencia

Martín Borreguero, Pilar (2004). El síndrome de Asperger. ¿Excentricidad o discapacidad social? Madrid, España: Alianza Editorial. Páginas 141-142.

Referencias consignadas originalmente por la autora

Bishop, D.V.M. y Narbury, C.F. (2002): "Exploring the Borderlands of Autistic Disorder and Specific Impairment: a Study Using Standardised Instruments", Journal of Child Psychology and Psychiatry, 43, 917-931.

Gagnon, L., Mottron, L. y Joanette, Y. (1997): "Questioning the Validity of the Semantic-Pragmatic Syndrome Diagnosis", Autism, 1, 37-57.

Rapin, I. y Allen, D. (1983): "Developmental Languaje Disorders: Nosologic Considerations". En U. Kirk (ed.), Neuropsychology of Languaje, Reading and Spelling (páginas 155-183). Londres: Academic Press.


Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495

diego.fernandezc@pucp.edu.pe

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