Teoría y Técnica

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14 jun 2015

Psicosomática del corazón 2

«Hace algunos años (...) establecimos, con respecto a la relación entre las emociones y el corazón, tres conclusiones:

1) La emoción, como descarga motora vegetativa, es un proceso en el cual el elemento vasomotor tiene una participación tan preponderante que, de acuerdo a las leyes inconscientes que rigen a los procesos de representación, este elemento puede, y suele, arrogarse la representación de la emoción completa.

2) El corazón, por su origen, es un vaso modificado hasta el punto de llegar a ser el que más completamente se ha desarrollado. Por este motivo el corazón es el órgano más adecuado para arrogarse la representación de las emociones en general, mientras que otros órganos se adjudican la representación de las distintas emociones particulares. Su ritmo se presta especialmente para otorgar un "tono" afectivo, un particular acento, o importancia, a cada instante que se vive. En otras palabras: el "tono" del afecto que se está viviendo, se asocia a la percepción inconsciente de un particular ritmo o "marcapaso" cardíaco. El corazón, por lo tanto, se arroga la representación general de los afectos, pero, sobre todo, la representación del tiempo primordial, que es el tiempo del instante cualitativamente teñido por un tono afectivo que le otorga importancia. Podemos decir, entonces que el corazón es, respecto al tiempo, lo que el ojo respecto al espacio.

3) Si el corazón -debido a su importante participación en la conmoción vegetativa que llamamos emoción- se arroga la representación general de los sentimientos, puede también, por la misma razón, representar, en general, los proto-afectos: aquellos estados afectivos inefables que denominamos des-concierto afectivo (...). Cuando decimos que el corazón "recuerda" o pre-siente, es porque le adjudicamos la representación de un protoafecto. Dado que los protoafectos, en condiciones normales, tienden a desarrollarse como sentimientos que son nuevos para la persona que experimenta ese proceso, podemos decir también que el corazón puede representar esa particular integración por la cual "nacen" los distintos afectos.»

Chiozza, Luis. "Las cardiopatías isquémicas. Patobiografía de un enfermo de ignominia".

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