Teoría y Técnica

Teoría y Técnica

14 oct 2015

Los niños neuróticamente inhibidos


«Los educadores (...) nos informan que entre dos grupos habituales de niños, constituído el uno por niños despiertos interesados y aplicados, y el otro por niños intelectualmente torpes, desinteresados y perezosos se forma un grupo intermedio (...), como una entrecapa de niños cuyo tipo a primera vista es difícil clasificar en alguna de las categorías conocidas de escolares con trastornos de aprendizaje. No obstante ser estos niños muy inteligentes, a pesar de su buen desarrollo y de apreciarlos sus condiscípulos como buenos compañeros, no es posible inducirlos a participar en un ejercicio regular de juego o de trabajo. Condúcense como si estuvieran intimidados, aunque la técnica escolar evite escrupulosamente toda crítica, reproche o censura. Es que el mero hecho de comprar (sic) sus realizaciones con las de los otros basta para que desvaloricen su propio trabajo. Si fracasan en una tarea o en un juego, reaccionan con una permanente aversión a repetir el esfuerzo. De ahí que se mantengan inactivos, no quieran aceptar ningún puesto u ocupación y se contenten con mirar mientras los otros trabajan. Su pereza y pasividad, que pasean de un lado a otro, tiene secundariamente un efecto antisocial, pues, por aburrimiento, entran en conflictos con los otros niños, absorbidos por el trabajo o el juego.

Es evidente que basados en el contraste entre su buena inteligencia y su escaso rendimiento, hemos de considerar a estos niños como neuróticamente inhibidos (...). (...) el displacer experimentado por los niños, y contra el cual defiéndense al comparar sus realizaciones con las de los otros, es de índole simplemente sustitutiva. La obra ajena más perfecta que el mundo exterior les opone a la propia, constituye una representación -por lo menos así ocurría en mi paciente- de los genitales mayores que los suyos y a los cuales envidiaba. En esta difícil situación que debe afrontar, el niño lucha por eludir la competencia infructuosa con el sustituto actual del rival de la fase edipiana o con el penoso testimonio de la diferencia sexual.»

Freud, Anna (s.f.). El yo y los mecanismos de defensa. Buenos Aires, Argentina: Editorial Paidós. Páginas 108, 109.

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