Teoría y Técnica

Teoría y Técnica

12 abr 2016

La necesidad de asimilación del adolescente



«El aislamiento y el alejamiento de los objetos amorosos sólo constituye una de las tantas tendencias en juego en las relaciones del adolescente con el objeto. En lugar de las fijaciones reprimidas a los objetos infantiles, surgen nuevas fijaciones de amor. A veces, el individuo se enamora de jóvenes de su misma edad, en cuyo caso la relación adquiere la forma de una amistad apasionada o de un total enamoramiento; otras, el afecto apunta a una persona de más edad, que adopta el carácter de guía y la real significación de un sustituto de los objetos parentales abandonados. Estas relaciones amorosas son apasionadas y exclusivas, pero breves. Las personas elegidas como objetos serán luego dejadas de lado y sustituídas por otras, sin consideración alguna. Los objetos abandonados se olvidarán rápida y completamente, pero el tipo de relación mantenida con ellos consérvase hasta en el más mínimo detalle, que generalmente se repite en el nuevo objeto, de una manera obsesivamente fiel.

Aparte de esta extraordinaria deslealtad para con el objeto de amor, en las relaciones objetales durante la pubertad observamos otra particularidad: el adolescente no desea tanto la posesión del objeto en el sentido corporal u ordinario del término. Su fin parece ser la mayor asimilación posible de la persona amada en ese momento.

La observación diaria nos demuestra la capacidad de la transformación del adolescente. En su manera de escribir, de hablar, de peinarse, de vestirse; en toda suerte de hábitos adáptase mucho más fácilmente en esta época que en cualquier otra de su vida. Una simple mirada sobre un adolescente a menudo descubre al amigo mayor admirado por él. Pero su capacidad de transformación va más lejos aún. Su filosofía de la vida, sus ideas religiosas y políticas cambian con el modelo, pese a lo cual muéstrase firme y apasionadamente persuadido de la consistencia de sus opiniones voluntariamente adoptadas.

(...) Son identificaciones de la especie más primitiva, tal como observamos durante las etapas precoces del desarrollo infantil, antes de que exista ningún objeto de amor. Así, la característica inconstancia de la pubertad no significa cambio interior alguno en el amor o en las convicciones del individuo, sino más bien una pérdida de su personalidad condicionada por el cambio en las identificaciones.»

Freud, Anna (s.f.).
El yo y los mecanismos de defensa. Buenos Aires, Argentina: Editorial Paidós. Páginas 183 - 186.

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